Lo Último

611. Al concilio ecuménico




¡Oh, esos cardenales
en el Concilio
con sus elegantes vestiduras..!
Ahí están,
deshaciendo el Padre Nuestro,
modificándolo a su gusto.
El Padre Nuestro 
como me lo enseñó mi madre
quieren que lo rece ahora de otro modo.

En cambio ese salmo,
ese salmo monstruoso y sanguinario
de los Te Deum 
compuesto siempre por el vencedor,
ese salmo tan del gusto
de todos los dictadores...
ahí está.
¿No le modificáis,
no le tacháis... verdad?
Os gusta mucho.
Como a Franco,
a Franco también le gusta mucho.
Se lo voy a recordar al mundo.
Aquí está:

“Gracias, Señor,
gracias porque me ayudaste
a destruir a mi enemigo.
Tú eres el Dios que venga mis agravios
y sujeta, debajo de mí, pueblos”...

  
León Felipe, Oh, este viejo y roto violín 
Finisterre Edit. México, 1965


          





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